El espíritu del tapas-bar de Roses, Girona (Avenida Jaume I, 4) se transporta a Huertas, una de las calles punteras del Barrio de las Letras de Madrid. En lo que antaño fue el histórico Guría se ha instalado Vi Cool en dos ambientes. En la planta que da a la calle, de techos altos, hay un aire afrancesado con sillas de terraza años veinte, un largo sofá Chester y paredes de madera.
Sobre la barra hay una pizarra donde figuran vinos por copas (de 4 a 7 euros) que se van rotando para dar vida a una carta de 50 referencias seleccionada por David Poveda, sumiller del Arola Gastro (Zurbano 31, Madrid), poseedor de dos estrellas Michelin. También se sirven los cócteles de siempre (8 euros) de la mano de Rafa, un barman con chispa. En el comedor de abajo, más recoleto, destacan la iluminada pared creada con cajas de frutas de madera y los suelos de azulejos árabes. La puesta en escena del restaurante está firmada por la arquitecta catalana Eva Palao.
Sergi Arola, que sigue expandiéndose con éxito (acaba de abrir restaurante en Santiago de Chile y tiene otros dos a punto en Sao Paulo y Verbier, Suiza, en el W Retreat de la famosa estación alpina), apuesta en este Vi Cool, ya sin socios, por una cocina de mercado con muy buen producto… marca de la casa. Junto a él están Verónica Garrido, jefa de cocina; Sara Fort, encargada de la batuta en el local, y Francisco Nusbaum, en el rol de jefe de sala. Unos botones de muestra de lo que se ofrece en esta carta: irrepetibles bravas, steak tartar con sopa de soja y yema de huevo de corral, alitas de pollo o Coca César de obligado cumplimiento.
No se pueden pasar por alto los tres clásicos de la casa: sardinas marinadas con tomate y orégano frescos, ensalada de tomate con mojama y aceitunas de Aragón y canelones de Carn d’Olla. El postre merece un punto y aparte: copa catalana con galletas María. Por cierto: ofrece menú diario. Dos platos de la carta (un primero, canelones o ensalada, y un segundo, pizza o hamburguesa) y postre variado por 14,50 euros.