Es por todos sabido que, las personas que consumen demasiada azúcar, además de no ser beneficioso para su salud, pueden tener mayor susceptibilidad genética a padecer obesidad y a tener un índice de Masa Corporal mucho más elevado. Según se ha sabido en un estudio reciente, esta idea ha quedado reforzada. Los factores genéticos y ambientales pueden interactuar y producir un mayor riesgo de obesidad.
Más de treinta mil personas de ascendencia europea han sido analizadas para conocer con detalle estos datos y cuyo genotipo estaba disponible en alguna base de datos.
Durante todo el estudio se separó a los participantes en cuatro grupos según su consumo de bebidas azucaradas: menos de una bebida mensual, entre una y cuatro al mes, entre dos y seis por semana y una o más al día.
Después de todo los resultados revelaron que, en las personas pertenecientes al último grupo, el efecto genético sobre el IMC y el riesgo de obesidad era más o menos el doble que en las personas que consumían menos de una bebida al mes. Esto significa que, el consumo regular de este tipo de bebidas aumenta el riesgo genético de padecer obesidad.