La historia de esta portada de Playboy me recuerda un poco la historia de Lindsay Lohan y su posado para la misma mítica revista. El caso es que se trata de una trayectoria en parte parecida: de una niña prodigio a conejita de Playboy. Solo que Lindsay Lohan en el período entre una cosa y otra no dejaba de aslir en la prensa de chismorreos adquiriendo fama de la niña mala de Hollywood. Mientras que la vida de la ‘ficha amarilla’ de Parchís, Yolanda Ventura, pasó más bien desapercibida, a pesar de que Yolanda desarrolla relativamente exitosa carrera de actriz de telenovelas en México.
¿Porqué hay tanto morbo detrás de estas dos historias? Pues es que tanto Lindsay como Yolanda fueron en su momento ídolos de todos los niños de su generación. El primer amor platónico y celestial que con estas sesiones de fotos ligeritas de ropa los ídolos de la prepubertad se vuelven algo más cercanas y terrestres.
Lindsay Lohan nunca ocultó que lo que la llevó a la portad de Playboy era un motivo puramente económico (dicen que le pagaron 1 millón de dólares por la sesión de fotos), Yolanda Ventura intenta ser una poco más discreta y dice que realmente lo que quería era conseguir por fin que no la dejen de relacionar con la auditoria infantil. No sé si lo conseguirá. Pero sin lugar a dudas se ha cumplido el sueño de muchos – ver las tetas de la ‘ficha amarilla’ de Parchís.