A algunos padres deberían obligar a pasar los exámenes para poder tener hijos al igual que ya se hace en todo el mundo para obtener el permiso de conducción. Y es que tener a los hijos conlleva una responsabilidad inmensamente mayor que conducir un vehículo y algunos no deberían poder hacerlo.
En la ciudad de Gold Coast en estado de Queensland, Australia la policía paró un coche conducido por un niño de 7 años. Dentro del vehículo en el asiento de copiloto también estaba su padre, profundamente borracho, sin poder juntar dos palabras. El pobre crío quería llevar a su padre a casa. Los hechos sucedieron a las 3 de la madrugada en una carretera litoral. Además en las fichas policiales consta que el coche circulaba con los faros apagados.
Ahora el hombre de 41 años se enfrenta al juicio acusado de conducción temeraria. Y el niño primero pasó a disposición de los servicios sociales los que posteriormente lo entregaron a otros familiares cercanos.
Pues lamentablemente resulta que no es algo fuera de lo común. Hace un año y medio fue detenida una pareja en Letonia, cuyo hijo de 11 años trataba de transportar a casa a sus borrachos papás y a su hermano de 4 años. El coche llamó la atención de los agentes porque circulaba demasiado lento.