Hace unas semanas hablamos de la nueva campaña publicitaria con Scarlett Johansson de los sifones The SodaStream Source diseñados por Yves Béhar. Recientemente por fin ha sido publicado el spot publicitario con la actriz.
En el vídeo podemos ver a Scarlett que nos enseña el proceso de la preparación de la bebida y el proceso de su consumo. Pero en el minuto 00:20 ya te olvidas de lo que ella anuncia y te quedas totalmente embobado. Normal. Johansson es mucho Johansson.
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Pero resulta que no todo es tan simple con esos sifones. Scarlett estaba segura de que hace algo bueno para luchar contra la obesidad y contra los envases de plástico pero la ONG Oxfam, cuya embajadora es la actriz, opina totalmente lo contrario. Resulta que la empresa SodaStream es de Israel. Es más, la fábrica de SodaStream está en Ma’ale Adumim, uno de los llamados territorios ocupados.
Según Oxfam, las compañías que desarrollan su actividad en los territorios palestinos, ocupados ilegalmente, desde punto de vista del derecho internacional, «agravan la situación de pobreza y la falta de los derechos de los palestinos».
El caso es que en la planta de SodaStream en Ma’ale Adumim trabajan más de 500 palestinos con un salario 10 veces mayor que un salario medio en la Franja de Gaza. Así que Oxfam puso a la actriz ante una elección – trabajo para SodaStream o colaboración con Oxfam. Y Scarlett eligió… trabajo en SodaStream.
Madre mía, qué tensiones provoca Scarlett Johansson allá donde vaya. Estoy segura de que con otra actriz esto no habría pasado.
Después del escándalo que se armó Johansson renunció a seguir con la campaña, aun hay demasiada mogitaeria en la comunidad Estadounidense que incita al deseo pero lo castiga a su vez. Doble moral