Que los hijos son los que más sufren en una ruptura es de todos bien sabido, por eso se debería tener prudencia y cabeza cuando uno inicia lo que se supone será la formación de una familia. Nunca se sabe como acabarán las cosas, pero existen acuerdos tácitos de buena voluntad a favor de la estabilidad de los niños que no deberían de olvidarse.
Los padres en el caso de divorcio con hijos, tienen mucho que perder. No sólo se les atribuye ya de por si un distanciamiento hacia el niño, más aún si todavía es lactante, sino que además la sociedad no favorece un cambio de rol en las familias. Un hijo parece que por derecho debe estar con la madre, como si todas fueran buenas por el hecho de serlo. Hablamos de seres humanos, de personas y deberíamos empezar a dejar de hablar de género, si lo que queremos es una paridad, una igualdad real.
La custodia compartida en el ante proyecto de ley que se inició el año pasado, y que como todas las leyes tendrá fallos, da valor a dos asuntos importantes: a los deseos del menor, y a la cotidianidad de la relación con sus dos progenitores. Las visitas como tales son llamadas convivencias y relación con las familias de los progenitores (abuelos, tíos…etc) Por lo tanto las responsabilidades cambian, y no sólo se inscriben dentro del terreno económico, también la toma de decisiones será consensuada.