El estrés de las grandes ciudades nos obliga a llevar un ritmo de vida, muy alejado de lo desearíamos. Normalmente tiene que ver con el trabajo y el nivel de exigencia, pero también con como gestionamos nuestro tiempo. Vamos acelerados porque quizás no nos organizamos bien. Las pequeñas ciudades llevan otro ritmo es cierto, se nota simplemente al pasear o al bajar de un autobús.
Estudios recientes no dan más de un notable a las ciudades españolas, de entre las peores para vivir están Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Santa Cruz de Tenerife, Málaga…entre otras. Sin embargo entre las de mayor calidad de vida se encuentran las situadas más al norte.
Algunas de ellas situadas en zonas costeras son Gijón, que cuenta con playas y ofertas culturales. Otras como Logroño, Pamplona, La Coruña, Oviedo, Zaragoza y Valladolid, han sido elegidas como optimas tanto por su sanidad como por las comodidades para la población en general.
Lo cierto es que las provincias o capitales de provincias son y seguirán siendo pese a lo que digan los de las grandes capitales, focos de salud vital para la población. Ahora ya no hay centralismo a la hora de disfrutar de ofertas culturales, y ya es inútil hablar de provincianos o paletos, cuando las grandes capitales son aglomeraciones de mucha gente de fuera de otras provincias que viven más estresados.