Desde que hace casi la friolera de veinte años, se empezaron a emitir los Los Simpson, casi todo ha cambiado en el mundo de la animación. Los dibujos animados son un reclama también para los más mayores, que ven en estas historias de lápiz y papel, la acidez y la ironía, necesarios para combatir el hastío del mundo actual. En España los comienzos fueron con estas series como: Futurama; Family Guy; American Dad; South Park; Sit Down, Shut Up o Shin Chan. Pero ahora el fabuloso mundo de la animación para adultos ha crecido. EL problema es que se emite también para niños y en mi opinión personal, ni responden a la edad adecuada para ser visionadas por críos, ni deberían verlas. Pero eso es otro cantar.
Nuevas series de animación a la altura de sus predecesoras deberían llamar nuestro interés, por varios motivos: nos alejan de la realidad cotidiana ya que sus protagonistas no son identificables con nuestro entorno, pero sin embargo hablan de nuestra sociedad más certeramente que una serie como…no sé, El Príncipe.
Los protagonistas no son de una misma raza, ni siquiera como familia: hay familias que están compuestas por un pez y un gato, por ejemplo. También es cierto que estas series tienen más de violencia y sus personajes son más individualistas, no fomentan el desarrollo del individuo en colectividad pero son divertidas y muy inteligentes. Algunos ejemplos son El asombroso mundo de Gumball, Historias Corrientes, y Hora de Aventuras.
Os recomiendo que estás vacaciones veáis alguna son un antídoto contra el aburrimiento y elevan la capacidad de imaginación.