Aquí en España nos quejamos del afán recaudatorio de los policías de tráfico, pero imaginaros que puede ser aun peor. A un vecino de la ciudad Stoke-on-Trent en el Reino Unido le sancionaron con una multa de 500 libras y le retiraron el permiso de conducir durante un año por ir en un coche de juguete en estado ebrio.
Rio Beardmore, un mecánico de 43 años, después de pasar una tarde de viernes con los amigotes en el pub, decidió volver a casa en coche de juguete que él mismo le construyó a su hijo. Se trata de una pequeña réplica de VW Transporter, capaz de desarrollar una velocidad máxima de 10 km/h. Y no es que su casa estuviera muy lejos del lugar – de pub hasta la puerta de la casa de Rio hay unos 500 metros aproximadamente.
Y dada la casualidad que nada más alejarse del pub Rio Beardmore fue parado por la policía de tráfico. La prueba de alcoholemia determinó que Rio triplicaba la tasa de alcohol permitida.
Rio Beardmore no podía creer que la cosa iba en serio y pensaba que se trataba en una broma de cámara oculta. El hombre no tenía ni idea de que cometía una infracción.
Resulta que este Volkswagen de juguete la hizo el propio Rio Beardmore para su hijo de 16 años. Este aparato costó más de 7 meses de trabajo y 1200 libras. Y desde entonces utilizaba este aparatejo con fines benéficos: dejaba a la gente hacerse fotos cob el mini VW Transporter pagando una voluntad. Y el mismo día de suceso hizo una transferencia de 40 a la cuenta de una ONG que ayuda a los enfermos de cáncer. Pero ni esas buenas acciones le ayudaron a librarse de la sanción.