El próximo mes de septiembre se pondrá a la venta el nuevo Mercedes-Benz SL 65 AMG, o lo que es lo mismo, la deportividad, el lujo y el dinamismo llevados a la máxima expresión en la gama del ‘roadster’ alemán. Sus principales argumentos, como de costumbre, residen en el incremento de potencia de su motor, una significativa reducción de peso y un mayor nivel tecnológico.
Para reducir el peso, Mercedes-Benz ha construido la totalidad de la carrocería del vehículo con aluminio, algo que además le permite elevar la rigidez, la seguridad y el confort. Para la zona que cubre el depósito de combustible los diseñadores de la marca de la estrella han elegido el magnesio ligero, y en los pilares A, por razones de seguridad, se han empleado tubos de acero de alta resistencia. Con todo ello, el nuevo SL 65 AMG es 170 kilogramos más ligero que el modelo al que sustituye.
Además, esta nueva estructura ligera, permite al roadster germano marcar unas cifras récord de consumo entre los modelos de gasolina con motores de doce cilindros, ya que apenas consume 11,6 litros de media cada 100 kilómetros en ciclo mixto, o lo que es lo mismo, un 17% menos que su predecesor, que no bajaba de los 14,0 litros.
Y todo ello, incrementando las ya de por sí espectaculares prestaciones de las que hace gala. El motor AMG V12 biturbo de seis litros que esconde bajo su enorme capó eleva la potencia desde los 612 CV del anterior SL 65 AMG hasta los 630 CV del actual, con un par motor máximo de nada menos que 1.000 Nm. Asociado a una caja de cambios AMG SPEEDSHIFT PLUS 7G-TRONIC de siete velocidades y con función ECO de parada y arranque automático de serie, consigue propulsar al vehículo de 0 a 100 km/h en tan sólo 4 segundos, y alcanzar los 200 km/h en apenas 11,8 segundos. Y como ya es costumbre en la mayoría de marcas alemanas, la velocidad máxima está limitada a 250 km/h electrónicamente.