Después de meses de rumores, tweets y youtubes filtrados, y convenientemente viralizados, Microsoft ha presentado de forma oficial la nueva versión de su sistema operativo: Windows 8. Es un cambio radical de este software. Sometemos a juicio lo visto en la presentación.
A favor:
Windows 8 es un sistema operativo diseñado para ser multiplataforma. Es decir, que pueda valer para un ordenador, un móvil o un tablet. Para crearlo, los ingenieros de Microsoft se han basado principalmente en la experiencia de los usuarios con este último tipo de dispositivos y han creado una interfaz a base de ‘tiles’ (baldosas), que son la imagen de las diferentes aplicaciones. Se acabaron los programas y los iconos: se sustituyen por aplicaciones, como las que hoy en día se pueden disfrutar en dispositivos móviles.
Lo que va a ser el pan nuestro de cada día informático en no mucho tiempo, estará muy implementado en W8, almacenamiento en nube. No se conocen muchos detalles al respecto, pero suponemos que con un solo click mandaremos a la nube nuestra colección de música, fotos o películas, para que las podamos disfrutar en cualquier parte del mundo, y desde multitud de puntos de acceso y dispositivos diferentes.
Microsoft ha prometido que el tiempo que transcurrirá desde que pulsamos el botón de encendido de nuestro ordenador hasta que podamos empezar a usarlo no será de más de ¡8 segundos!
Las empresas que usen Windows 8, podrán suministrar a sus empleados un dispositivo USB para que trasladen la oficina a casa. Tan solo hará falta conectarlo a nuestro pc de casa, y en apenas unos segundos, se ‘convertirá’ en el ordenador de la oficina.
En contra:
Parece que para que se pueda reproducir un video, a la vez que se navega por Internet, y todo en una misma pantalla, necesitaremos del pulso de un neurocirujano.
El probable y penoso carrusel de compatibilidades se volverá a poner en funcionamiento: los dispositivos como impresoras, pantallas o cámaras de fotos tendrán los clásicos problemas de compatibilidad, hasta que los programadores sean capaces de crear los plugins y controladores necesarios. Lleva pasando desde Windows 95. Si Windows 8 da la sorpresa en este aspecto, y se presenta con una compatibilidad absoluta con periféricos, tiene serias papeletas de convertirse en el sistema operativo definitivo.
Os dejamos el enlace a un vídeo en el que se pueden ver todas estas ventajas e inconvenientes.