SLK y Ducati se unen en el terreno del marketing

Los acuerdos de colaboración entre diferentes marcas de automóviles son cada vez más frecuentes. La necesidad de recortar en lo que se pueda los ingentes presupuestos de investigación y desarrollo necesarios para poner en el mercado productos cada vez más tecnológicos y eficientes ha hecho bueno cualquier matrimonio de conveniencia entre constructores. Los últimos en firmar un pacto de este tipo han sido BMW y Toyota, en virtud del cual los alemanes suministrarán motores adaptados a la norma Euro VI a los japoneses y estos compartirán su know how en materia de baterías para coches híbridos.

Algo parecido, sólo que en el terreno del marketing, se traen entre manos AMG –la división deportiva de Mercedes-Benz– y Ducati desde hace algo más de un año. Primero llegó una edición especial de la Ducati Diavel, presentada en el salón de Frankfurt. Ahora, AMG devuelve la visita y presenta en Bolonia el espectacular maridaje entre el SLK 55 AMG y la Ducati Streetfighter 848.

Las características comunes de ambas marcas son fundamentalmente, un color: el streetfighter yellow, en el que se han pintado la carrocería de uno y el carenado de la otra. Pero también su ADN deportivo. El motor V8 del SLS 55 AMG brinda una potencia máxima de 422 CV y acelera de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos. Mientras que la Ducati tampoco se queda manca, con 132 CV y 93,5 Nm de par.

Lo peor de tener dos piezas de este calibre tan a juego es que no puedes conducirlas a la vez. El precio de ambas máquinas es de unos 95.000 euros, de los que casi 13.000 corresponden a la montura de dos ruedas.

 

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