La estética retro ha llegado al calzado deportivo, convirtiendo a zapatillas de running en piezas de tendencia.
Triunfó en los años setenta en las pistas de atletismo. Hoy, 40 años después de su primer lanzamiento, la Cortez de Nike es la zapatilla más demandada en las producciones de moda de las grandes revistas y un icono de tendencia con 14 colores y dos tipos de materiales, nylon y suede (ante).
Creada en 1972 por Bill Bowerman, fue durante años el calzado del equipo de running de Oregón (EE UU). Pero se hizo famosa en 1994 por ser las zapatillas con las que Tom Hanks corría sin freno en la película Forrest Gump.
Pero hay más ejemplos. New Balance ha reeditado la clásica 620, aquel calzado que perfilaba el pie, lo hacía más afilado y, a su vez, parecía que se andaba por las nubes. La 620 fue un ejemplo de tecnología aplicada a las zapatillas de running en la década de los ochenta, con un precio ajustado para esos tiempos. La N en el lateral apuntaba, además, a que se convirtiera en un símbolo que todos los jóvenes querían lucir.
Es heredera de la mítica zapatilla New Balance Trackster que en la década de los años cincuenta había impulsado Eleanor Kidd, la hija del dueño de la compañía. En 1972, un astuto empresario, Jim Davis, se calzó unas Trackster y quedó tan impresionado que decidió comprar directamente la empresa.
A este fastuoso modelo le siguió el 320 en 1976, reconocida por entonces como la mejor zapatilla del mundo por la revista Runner’s World Magazine. Y de la 320 a la 620 en un salto cualitativo y de diseño. 30 años después, es hora de rescatarla de nuevo, aunque para correr un maratón ya eches mano de su anatomía ultraligera.