Hay prototipos que se construyen para lucirse, otros para proclamar la imagen de la marca por todo el mundo y otros que, además, dan a conocer nuevas tecnologías. El caso del Ford Evos es una obra de arte en sí misma, como dan fe sus imágenes. Incluso ha tenido la misión de revelar cómo será la evolución de una de las pautas de diseño más conocidas entre los fabricantes generalistas, el kinetic design. Ford lleva aplicándolo desde hace años en sus vehículos de serie y ya es bastante reconocible en algunos de sus modelos más exitosos.
Tan importante es esta misión, que muchos de sus rasgos serán aplicados a futuros prototipos.
Lo que busca Ford con este modelo es que el público piense que se ha diseñado pensando en el conductor, adaptándose a él y no al revés. Sus fluidas líneas ofrecen una indiscutible imagen vanguardista que dan paso a sus cuatro plazas independientes. Los guiños a futuros coches de serie se perciben en detalles como el volante, muy parecido al que la marca utiliza ahora mismo en algunos de sus modelos, con la salvedad de que los típicos controles independientes se sustituyen por una gran pantalla con todo tipo de información. Y como estamos en la era digital, los pasajeros de los dos asientos traseros gozan de sendas pantallas integradas en los respaldos de los asientos delanteros. Sus también espectaculares ruedas de 245/35 y 21 pulgadas son movidas por un sistema híbrido de propulsión del que no se sabe mucho más (ni falta que hace), así como tampoco de sus prestaciones, ya que tan solo es un automóvil ‘concepto’.