¡Ay por dios, qué desliz! Los pasajeros que esperaban su tren en una estación de la provincia de Jilin, al noreste de China se habrían quedado a cuadros cuando en una de las pantallas LED gigantes en vez de típicos anuncios y vídeos que ponen para entretenimiento en las estaciones apareció una película pornográfica.
Diez minutos que a algunos les alegrarían la vida y a otros les habrían parecido más largos de su vida. Los menos pudorosos amantes de porno, un par de centenares ni más ni menos, se reunieron debajo de la pantalla para verlo un poco mejor. ¿Cuándo más tendrá uno esa oportunidad de ver porno en dimensiones 1:10?
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Y es que a un técnico de la estación se le ha ido la mano. Previamente el técnico estuvo reparando la pantalla en cuestión y cuando las tareas técnicas se han terminado el hombre se fue a su cuarto de descanso para ver tranquilamente un poco de porno en su portátil. Pero se le olvidó de comprobar si el portátil estaba desconectado debidamente de la pantalla. Y no, no lo estaba.
Resulta que el técnico en cuestión en un gourmet de porno y no estaba viendo cualquier cosa. Se trataba de una película pornográfica basada en el clásico de la literatura erótica china «La ciruela en el jarrón de oro» que narra las peripecias del donjuán y corrupto Ximen Qing, miembro de la dinastía Song del siglo XII. Este libro estuvo prohibido en la China continental durante mucho tiempo por demasiado explícita descripción de las escenas sexuales. Además la película porno actual se grabó en Hong Kong y está prohibida su reproducción en el resto de los territorios chinos.
Así que bromas aparte, el técnico se ha metido en un gran lío. Ahora él permanece detenido pero todavía no le han presentado los cargos.