¿Hartos de los escaparates con los maniquíes parecidos a los fideos chinos? Entonces tenéis que ir a Venezuela. Ahí se han puesto de moda los maniquíes con tetas más que sobresalientes. Textualmente. Pero tristemente esa moda tiene otro lado muy oscuro muy arraigado en la sociedad venezolana.
Los fabricantes de los maniquíes en Venezuela tratan de aproximarse al máximo a los estándares de la belleza femenina para aumentar las ventas de sus artículos. Para ello los culos y las tetas se hacen con más volumen, las piernas se alargan y las cinturas se estrechan hasta lo imposible. Esos estándares son los que hacen que las mujeres venezolanas cada vez más recurran a la cirugía estética para cambiar el tamaño de las tetas o la forma de la nariz.
Esas prácticas se han vuelto populares incluso después de las declaraciones del ya difunto Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana Hugo Chavez que dijo en su momento que le parecía monstruoso el hecho de que las mujeres con recursos muy bajos que apenas llegan a fin de mes gastan el último dinero para ponerse las tetas.
Pero a la vez en Venezuela sobran aquellos que popularizan estos estándares. Venezuela es el segundo país con más Miss Universo y el primero con más Miss Mundo. La «fabricación» de las participantes para este tipo de eventos es masificada. Y el presidente de la organización «Miss Venezuela» Osmel Sousa riéndose dice que «la belleza interior no existe» y es un invento de las «no bonitas para justificarse». De hecho el propio Sousa no se corta un pelo en afirmar que esos estándares de belleza nacieron dentro de su «cabecita» y de ahí se popularizaron entre la población.
Y a pesar de las protestas de las feministas contra los concursos de belleza y a pesar del aumento de número de muertes por las inyecciones de botox, las mujeres de Venezuela al parecer ya tomaron su propia decisión. El aumento de los maniquíes pechugones en los escaparates del país es solo una muestra de ello.
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